Me parece una gran idea. Una muy buena forma de disfrutar de este momento de quietud en la casa. Bernardo duerme la siesta y yo me he salido al balcón de menos de 4 metros cuadrados para disfrutar de una hermosa y templada tarde de enero. Son casi las cinco de la tarde, me acompaña mi perro, la laptop, un té rojo sin azúcar y una copa de licor de Sambuca en las rocas. Dos libros recién comprados: Noches insomnes, de la norteamericana Elizabeth Hardwick y Anatomía de la influencia, La literatura como modo de vida, de Harold Bloom. Me acompaña mi agenda nueva, la que espero me sea útil todo el año. Es roja, de piel, ¡me ha encantado! Llegó a mí hoy, mientras paseaba por la librería de Miguel Ángel de Quevedo repasando las novedades literarias. Tuve una hora para mí solita. Una maravilla. Y después, cita con mi coach para “arrancar” formalmente el año: hacer planes y analizar la manera de conquistarlos. Se trata de hacer metas reales, alcanzables. Para ello hay que ser realista y renunciar a casi todos los proyectos que queremos perseguir en un solo año. Hay que escoger sólo uno. O dos. No más. Porque son proyectos que demandan tiempo y energía, y que deberán ser entretejidos entre el tiempo que tenemos para lo cotidiano. Entre el ser mamá, empresaria, esposa, hija y amiga. Y escritora. Y vaya que estos roles demandan tiempo y energía, así que pretender realizar más de uno o dos proyectos en el año sería una locura. Elijo el primero: seguir escribiendo en mi blog; afianzarlo, alimentándolo continuamente. Esto porque me compromete con la escritura y con la publicación de lo que escribo. Me enfrenta con los otros: mis lectores (muchos o pocos, pero a final de cuentas, sé que alguien me lee). Escribir y publicar en mi blog es una tarea con la que siento un gran compromiso, y es mi objetivo para 2012 robustecer (¡amo esta palabra!) este proyecto.
Segundo gran proyecto: también ligado a la escritura. Tengo en mente la publicación de un libro. No digo más porque, como dicen por ahí, “se sala”. De hecho, hay dos grandes temas en la cabeza ya un tanto avanzados. Comprometerme con la escritura será una forma concreta de plantearlo. Ya veremos hacia dónde nos llevan las palabras…
Mi hijo. Bernardo es un gran propósito, un proyecto en constante evolución. Él es su propio proyecto, me queda claro, y yo sólo soy (y no “sólo”) por ahora su gran guía. Soy su maestra y lo seré por mucho tiempo, ni qué decirlo, y quien le enseñe de la vida, del amor, de las frustraciones, los límites. Quiero enseñarle, por un lado, que la vida tiene sus ciertas “restricciones”, porque no vivimos aislados ni de los hombres ni de la naturaleza. La misma naturaleza tiene sus propias reglas, y en ese sistema entramos todos. Y por otro lado quiero mostrarle que no hay fronteras para la creatividad, para amar, para creer, para soñar. Como dicen, “el cielo es el límite”. Enseñarle ambos conceptos es una de mis principales tareas como mamá.
Mi matrimonio. Cada año es un reto distinto. Hay una evolución. Vic y yo tenemos planes para este 2012. También, cumpliremos 9 años de casados en mayo. Queremos y debemos seguir creciendo juntos, acompañándonos. Deseo ser una mejor compañera, más amable y respetuosa; y seguir apostando juntos por nuestro gran y verdadero proyecto de vida: nuestra familia.
Mi familia. A mi madre, apapacharla. A mi hermana, cuidarla y procurarla. A mis sobrinas, consentirlas y estar. A la familia “política” (¿qué no existe un mejor término, mucho más amable, para referirse a la familia de tu esposo?…) y a mis amigos más íntimos, también procurarlos más.
Mi persona. Yo siempre estoy presente. En cada cosa que hago, en cada plan, en cada proyecto. Sin embargo, este año es tiempo de darme más cariño en forma de ejercicio y mejor alimentación. También de sueño: más horas para el descanso. Y, por supuesto, tener a la mano más espejos: mirarme más, agradecer lo que veo, para no perder las horas mirando a través de las ventanas la vida de los demás. Reconocimiento.
Así decreto en esta hermosa tarde de invierno, a unos días de mi cumpleaños número 35, lo que este año será para mi. Lo dejo en el aire, que sea el Universo quien se encargue de conspirar, como diría Paulo Coelho, para que estos planes se realicen o inspiren a la Vida en sus propios planes que tiene para mí.
De nuevo, a todos, ¡feliz año!