¡Hola! En estos días de verano se me ha antojado mucho hacer limpieza y tirar ¡todo! Bueno, “todo” es un decir… digamos que me dan ganas de renovar los espacios y vivir con menos cosas. Ese ha sido mi tema en los últimos meses (o años), la sencillez o Simplicity, pero nomás no me atrevo a hacer una limpieza tan profunda.
Hace unos meses, mientras esperaba el nacimiento de mi hija, me entró como buena embarazada la ansiedad por limpiar clósets y cajones para hacer espacio para su llegada. La verdad es que sí salieron bolsas y bolsas de cosas: muchas con cosas para reciclar, regalar, donar… y otras tantas de pura basura. Me sorprendió ver de cuánto pude deshacerme… Sin embargo, sigo viendo mi casa llena de cosas, cosas…
En estas vacaciones hemos tenido oportunidad de salir varias veces de viaje, y es en los viajes cuando me doy cuenta de que en realidad necesito poco para vivir a gusto todos los días. Es curioso pero cuando estoy de vacaciones, en un hotel, me entra una capacidad increíble por tener orden: no dejo nada tirado y pongo todo en su lugar –todo lo contrario a lo que sucede en mi casa, en mi vida cotidiana.
Acabo de empezar a leer un libro sobre el arte japonés del orden, The Life-Changing Magic of Tidying Up: The Japanese Art of Decluttering and Organizing, de Marie Kondo. Es un libro cuyo método garantiza que podrás vivir para siempre en el orden y nunca más caer en el desorden ni la acumulación de cosas. La escritora, una japonesa (razón por la cual me convencí de comprar el libro), tiene toda una teoría sobre por qué acumulamos cosas y cómo podemos cambiar el chip mental para vivir con menos y, por ende, sentirnos más felices: según ella, debes preguntarte, para cada cosa que tienes, si ésta te trae felicidad. Si la respuesta es negativa, debes deshacerte de esa cosa. Así de “simple”… Pretendo terminar de leer el libro antes de iniciar el método y el plan de limpieza que la autora propone. Dice que limpiar de vez en cuando cajones y clósets no funciona: hay que hacerlo de una sola vez, de tajo, para que dé resultado. Y me llamó la atención cuando la autora afirma que cuando vives en orden, cuando ya tienes todo bien organizado, difícilmente vuelves a caer en el desorden y la acumulación porque el orden genera más orden… Creo que eso me pasa cuando estoy en los hoteles: veo todo tan pulcro, sin tiradero, que no quiero llenarlo de cosas ni tirarlo, y por eso me esmero, desde que llego a mi habitación y hasta el último día de mi estancia, en mantener todo organizado y bien acomodado. ¿Será que no puedo hacerlo en casa porque son tantas las cosas que poseo que me abruma no saber por dónde empezar a limpiar y organizar? ¿Será cierto que el orden atrae al orden, y viceversa?
¿Te atreverías a deshacerte de más de la mitad de tus cosas para vivir más ligero?
Ayer que regresamos de unos días fuera volví a tener la misma sensación que tengo cada que entro a casa luego de un viaje: ¡quiero tirarlo todo y vivir sólo con unos cuantos muebles y lo que traigo en mi maleta! (como en los hoteles). Pero, ¿quién se atreve, sinceramente, a tirarlo “todo”, así, de tajo? ¿Tú puedes? Conozco a una amiga que sí lo hace. De hecho, me dice, lo suyo es una obsesión: diario siente la necesidad de tirar algo, no le gusta tener cosas, no acumula nada. Ya le dije que si no logro ordenar pronto mi casa tendré que traerla para que me ayude (¡aunque me da miedo!). Estoy segura de que yo no podría (ni querría) ser como ella. Me gusta tener cosas que me traigan recuerdos, rodearme de objetos que me hacen revivir momentos, etc. Quizá me he apegado a demasiadas cosas y no es necesario guardar todo. Es momento de preguntarme qué cosas en verdad me traen felicidad, como dice Kondo, y cuáles simplemente me están robando energía.
Por lo pronto, creo que para vivir como en un hotel tendría que agarrar una bolsa negra y ponerme a tirar todo, con los ojos cerrados… y no sé si me atreva, por ahora…
Besos
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