Hoy, como casi todos los días, tengo el escritorio a reventar, apenas puedo moverme entre tantos libros amontonados, libretas, la taza de café, la revista y los papeles que invaden nuevamente mi espacio de escritura. ¡Esto es un caos! Y es que tengo miles de cosas que quiero leer, ideas que quiero aterrizar en este blog, libros que me urge terminar… ¿te pasa igual? Abres un libro, luego otro, y otro y al final del día no terminaste ninguno… puede sucederte con libros o con páginas de Internet (¿tienes abiertas varias pestañas y ventanas de tu explorador?) o con tareas que inicias y que no acabas…
Hoy le decía a mi mamá justo esto, que tengo un montón de cosas que hacer y me contestó que ella está igual que yo (“¡Ya lo sé!, y estoy repitiendo lo mismo que tú…” – pensé). Mi punto es que la suma de tantas tareas empezadas (y sin terminar) nos causa caos y ansiedad. Jim Rohn, coach y filósofo de negocios, dice que “la disciplina son los cimientos sobre los que el éxito se construye y que la falta de ésta nos conduce, inevitablemente, al fracaso”. Nada nuevo, pero resulta bueno recordarlo, ¿no crees?
Sé exactamente qué es lo que tengo que hacer –aunque no lo hago–: priorizar, organizarme, y comenzar por hacer una cosa a la vez. Pero creo que por encima de eso está la voluntad, ¡dichosa voluntad!, y la disciplina (uno de mis talones de Aquiles…).
Estoy leyendo un libro que, intuyo, me ayudará a ser más efectiva y organizada. Precisamente Jess Lively, la coach y bloguera con la que me reuní en Chicago el mes pasado, fue quien me dejó de tarea leerlo: Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen R. Covey (de este libro quiero hablarles más adelante). La ironía reside en que tengo el libro pero no el tiempo para terminarlo pronto y, por lo tanto, me siento cual ratón atrapado en una trampita: como no puedo leerlo, no puedo ser efectiva… ¡y así el círculo vicioso! Jajaja (¿Hasta que termine de leerlo podré ser efectiva???).
Sin duda, tengo claro que hay tareas importantes y otras urgentes en la vida, y que diario tenemos que realizar aquellas cosas que resuelvan las urgentes dando pasos hacia las importantes. Cuestión de equilibrio. Esa es mi eterna búsqueda… y para mí la forma de lograrlo es a través de la simplicidad, que empieza en la mente: llenarme de menos pensamientos y necesidades, buscar hacer sólo lo importante y no llenarme de cosas/pensamientos/quehaceres que no son necesarios. ¡Vaya tarea! Así que en pleno inicio del sexto mes del año, sigo queriendo (e intentando) vivir una vida libre de complicaciones, menos polvo y más orden mental…
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