Escribo esto mientras lloro (la escritura siempre es mi catarsis). Les cuento: Bernardo lleva dos días sin ir a la escuela porque ha tenido mocos y calentura (sin duda, cosa muy común en esta época). Hoy de plano me lo llevé al doctor –quería evitar el dichoso antibiótico, pensando que saldría de “esta” con líquidos y de manera más natural–. Sin embargo, después de una visita al laboratorio, y de dos horas a la espera de los resultados, el doctor me acaba de avisar que lo que tiene mi hijo es Influenza… Lo que me hace llorar no es el mugre bicho, sino que no me atrevo a decirle a Bernardo que no podrá ir a la escuela el resto de la semana. Y es que debo contarles que mi hijo ama ir al colegio. El lunes que no fue se puso a llorar tristísimo, no quería perderse su taller de futbol y quería presentar su tarea sobre la familia… Este martes, cuando vimos que amaneció con fiebre, decidimos que tampoco iría a la escuela y que era momento de visitar al doctor. Entonces, lloró aún con más sentimiento pues en verdad le dolía mucho no ir a la escuela. Víctor le decía que pensara que estaba padre estar en casita, con mamá, consentido… pero él le contestaba que sí, que sí le gusta estar en su casa “pero sólo en las tardes, no en el día”… La verdad, sabemos que disfruta mucho el colegio y todo lo que éste implica: sus amigos, su ruta del transporte, sus maestras, su futbol, los juegos, el lunch, la natación… su rutina…
En fin, que yo lloro como Magdalena porque no me atrevo a darle la noticia… y sólo pienso cómo voy a hacerle para tenerlo un poco más contento y menos decepcionado con el diagnóstico y tratamiento del médico. Me limita que yo tengo mil chamba, por lo que la verdad no creo poder irme con él al parque ni llevarlo a pasear ni jugar todo el día… y porque además deberé cuidarme de no contagiarme, por mí y por el bebé que espero, así que tampoco puedo ofrecerle estar pegados como muéganos y apapacharlo mucho en ese sentido.
Ya pasaremos esta, lo sé… pero por ahora sólo quería contarles.
Besos
Leave a Reply