Ayer fue domingo de Pascua. Hace unos días, antes de salir de vacaciones, celebramos la pascua en el kínder de Bernardo, muy al estilo alemán. Con esta fiesta pagana queda atrás el frío invierno y se da la bienvenida a la época de frutos, de creación, de procreación (aunque aquí en México tenemos la fortuna de haberle dado la bienvenida a la primavera hace ya varias semanas). La Pascua simboliza vida y renacimiento en muchas culturas. Estuve investigando un poco el origen de la Pascua y descubrí que, como en casi todas las celebraciones, la Pascua que hoy conocemos es una mezcla de costumbres paganas y religiosas.
La Pascua reúne tradiciones asociadas a la fe cristiana y otras que se remontan a los egipcios, los persas y al pueblo judío quienes, en el año 1513 a.C. emprendieron el éxodo desde Egipto hacia la Tierra Prometida. Cada año, los judíos han celebrado esta fiesta como recordatorio de la liberación de su pueblo. En Egipto, el simbolismo del huevo se asemeja al mito griego de la Caja de Pandora: el dios Osiris y su hermano Tifón introdujeron el bien y el mal en un huevo. Cuando éste se rompió, bien y mal se distribuyeron por el planeta. Los huevos como símbolo de vida fueron usados desde los egipcios antiguos y persas, que los coloreaban y daban como regalos durante sus fiestas de primavera. También en Persia, como en Grecia y Roma, era muy común pintar huevos y comerlos en las fiestas, en honor a la primavera.
En la Edad Media, los misioneros que querían convertir a los bárbaros del norte de Europa vieron que el tiempo de muerte y resurrección de Jesús coincidía con la celebración de Teutonic, la diosa de la fertilidad conocida como “Ostern” (Pascua en alemán), que se realizaba en primavera. Las celebraciones cristianas coincidían con el equinoccio de primavera y así los misioneros enseñaron que el fin del invierno y el renacimiento de la naturaleza era el triunfo de la vida sobre la muerte, acontecimientos que apuntaban a la resurrección de Jesús.
De acuerdo con la tradición alemana, se cree que el conejo apareció como una forma de hacer felices a los niños. Un conejo que ha sido, desde las antiguas leyendas egipcias, símbolo de la fertilidad. En la edad media, los europeos los coleccionaban y los usaban como encantos para apartar el mal y traer la fortuna, algo que gradualmente evolucionó hasta anexarse a la Pascua. Y los cestos de Pascua, donde los niños recolectan los huevitos de colores, asemejan los nidos de pájaro.
Al parecer, la tradición de que la liebre esconda los huevos y los niños los busquen tuvo origen en Alemania, allá por el año 1500. La costumbre evolucionó en conejitos comestibles de pastelería. Los migrantes alemanes llevaron esta tradición a Estados Unidos en los años 1700. Durante los años que siguieron a la Guerra Civil americana, el chocolate de Pascua y los conejos se hicieron populares.
Cualquiera que sea el origen, hoy día la Pascua se conmemora en muchos países de occidente para celebrar la vida nueva, y lo padre es enseñarle eso a los niños. Hacerlo de manera divertida es aún más fácil. Hasta ahora, para mí no había tenido ningún atractivo eso de decorar huevos, esconderlos y buscarlos en el jardín. Pero en la escuelita de Bernardo aprendo estas tradiciones, y las agradezco porque le dan significado a muchas cosas. Mi hijo y sus amiguitos disfrutaron mucho pintar huevos, buscarlos y con caritas de gran emoción, encontrarlos y descubrir qué había dentro.
Luego, las mamás hicimos un picnic en el jardín de la escuela y convivimos muy a gusto bajo el sol de primavera.
Una persona muy querida compartió conmigo este pensamiento:
“No hay que buscar a Jesús en lo que está muerto… No hay que buscarle en ritos vacíos, en normas antiguas, en doctrinas muertas, sino en la vida que brota por doquier, en los pequeños y grandes signos de vida que brotan aquí y allá. Jesús resucitado está en el amanecer y la naturaleza, en la familia y los seres queridos, en los amigos y en la comunidad. También está en la asamblea que se reúne en su nombre y en los hombres y mujeres de buena voluntad…”
(Antonio Kuri Breña M.Sp.S)
¡Feliz Pascua!
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