Al fin llegó la tan esperada fiesta de Bernardo de 5 años –¡esperada por él casi desde que terminó su cumpleaños pasado!, y por mí, desde hace como un mes, cuando empecé a juntar ideas y planear todo–. Confieso que hubo un par de noches que tuve pesadillas: soñé que nadie llegaba a la fiesta, que el mago que había contratado era un fiasco, que el jardín estaba espantoso, y hasta perdía mi celular y no tenía con qué tomar fotos… ¡jajaja! Definitivamente, me tomo muy en serio las fiestas –mi suegro decía que era lo único en la vida que debíamos tomarnos en serio, y su idea no me parece nada mal.
Feliz de ser el festejado…
Como cada año, le quise hacer a Bernardo su pastel. Pero esta vez me parecía un reto mayor, pues tenía confirmados 50 adultos y 50 niños, y nunca había hecho un pastel de tales dimensiones. Casi me “rajo”, pero luego de mucho investigar y hacer varios cálculos matemáticos (y de sacar cuentas y ver lo caros que andan los pasteles), decidí hacerlo yo y confiar en una sola cosa: mientras le gustara a Bernardo, el pastel sería un éxito. Así que aunque no quedó como pastel de libro de fiestas infantiles de Martha Stewart, sí estuvo rico y se veía divertido, y sobre todo muy, pero muy ad hoc con tema de la fiesta.
Haz centros de mesa sencillos con papel de china y globos con helio de los colores “principales” del tema de la fiesta (yo escogí naranja, verde y café).
Para el pastel tuve que hornear dos panes, pues necesitaba dos pisos grandes para sacar unas 50 rebanadas. Justo el pan de abajo era el que me parecía complicado, pues nunca había hecho un pan en un molde de 12 pulgadas (30 cm de diámetro), lo cual tiene su grado de dificultad (porque hay que lograr que se cocine parejo y que el centro no quede más crudo o se hunda). Un segundo pan, de 9 pulgadas, también fue necesario para armar los dos pisos. Ese quedó perfecto. Con el grande batallé, sobre todo porque no supe cuánto tiempo de hornear y entonces me la pasaba abriendo el horno para meter el palillo y ver si ya estaba listo. Usualmente me guío por el olfato, pero llené de más el molde y se derramó un poco de la masa al fondo del horno, misma que se empezó a quemar y ese olor me confundía mucho y no me permitía guiarme por el olfato para saber si el pan ya estaba listo. Por eso abrí montones de veces el horno, porque además siendo pastel del chocolate, ¡tampoco podía guiarme por el color para saber si ya se estaba quemando! Afortunadamente, luego de hora y 10 minutos dentro del horno, quedó listo el pan grande. Ambos panes los preparé dos días antes y los guardé bien forrados en kleen pack en el refri. Un día antes de la fiesta, por la noche, los humecté con jarabe natural y los decoré con betún de vainilla, que pinté de verde, y betún de chocolate. Lo demás fue la parte más divertida… ¡piedras de chocolate y Krankys para rematar!
El “piso” verde fue el más pedido por los niños…
También puse una mesa de “dulces”, que más bien era de postrecitos: hice muffins de vainilla y chocolate, galletas de azúcar que llevaban la marca de una huella de dinosaurio (no, no fue mi gran idea, la copié de Pinterest y me pareció genial y de lo más sencillo), palomitas y gelatinas de colores.
Me encantó mi mesa de postres: papel kraft arrugado, plantas y musgo sintético para dar el “toque” jurásico…
Bernardo me ayudó a colocar los palitos a cada vasito, y también prestó sus “lindas” mascotitas de juguete ¡para la decoración!
Para hacer las huellas sólo necesitas cortar las galletas, colocarlas en la charola y marcar la pisada con la pata de un dinosaurio de tu hijo antes de meterlas al horno.
No todos los niños (y adultos) comen pastel, pero ¡casi nadie puede resistirse a los panquecitos de vainilla y chocolate!
Además, hubo tamalitos pequeños de dulce y frijol, para los niños, y de mole, verdes y de cochinita para los adultos (no, esos yo no los hice). Cafecito y agua de jamaica para acompañar el brunch dominical (me pareció una gran idea, cuando tienes una fiesta con muchos invitados, convocar un poco antes de media mañana y ofrecer un almuerzo en lugar de preparar una gran comida). Antes de servir los tamales ofrecimos bastones de jícama, pepino y zanahorias, para “compensar” tanta masa y dulce, y quitarnos la culpa de no comer más sano (¡pero en las fiestas casi-todo se vale!). Y al final, claro está, el pastel hizo su aparición para cerrar la tarde y terminar la fiesta.
El Weather Channel también me tuvo sufriendo toda la semana… afortunadamente, se equivocó muchísimo y tuvimos una mañana y tarde soleada.
¡Quién no se divierte con un show de mago! A los niños les encanta, y puede ser uno de lo más sencillo (¡nada de contratar un “David Copperfield” que desaparezca perros o vacas!).
Bernardo la pasó increíble, no podía creer cuántos amigos lo acompañaron. Tampoco se esperaba al mago (tampoco Victor) porque era una sorpresa que les tenía muy bien guardada a los dos. Hubo también una mesa para que los niños que así lo quisieran hicieran manualidades (obvio, eran dinosaurios) y tampoco faltó la piñata que, desafortunadamente, se rompió muy, muy rápido porque todos los dulces se le fueron a la cola al dinosaurio y no aguantó!!! (aprendizaje: comprar piñatas que vengan hechas por “cámaras” o secciones divididas para que, cuando rompan un brazo, pierna o cola, no se le salgan los dulces y se termine pronto la diversión).
La piñata terrorífica resultó un fiasco cuando se rompió la cola, muy al principio, y se le salieron todos los dulces…
Estuvimos muy contentos y creo que será una fiesta memorable para mi hijo quien, por cierto, ya me dijo que quiere que la del próximo año vuelva a ser de dinosaurios… “Sí Bernardo, así le haremos”, le contesté, pero estoy segura de que en los próximos 12 meses verá nuevas cosas que lo harán cambiar de opinión. Y sí, el pastel lo impresionó desde que lo vio por primera vez en el refri: “Wow, mamá, está súper cool”, me dijo, y con eso quedé feliz. El objetivo se había logrado.
Mi niño fascinado con su pastel… y yo más, con su carita de alegría.
Gracias a todos los que me ayudaron con la fiesta: Rosy, Faby y Pili, y muy especialmente a Jodi, autora del blog meaningful mama, quien resolvió mis dudas y me asesoró “en vivo” durante la preparación del pastel. Jodi: I am not sure how this cake would have come out without your help! Thanks so much!
Aquí les dejo estas fotos… ¡besos!
PD En el siguiente post, la receta del pastel…
Aquí está la receta del pastel: pastel
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