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Cuentos nada clásicos para estos días

“Todos los que se creen interesantes dicen que no les gustan las navidades, como si eso fuese una prueba de distinción intelectual o de tener una intensa vida interior.” – Del cuento “Mamá eligió para suicidarse el 24 de diciembre por la mañana” de José Ovejero en El último árbol, Cuentos de Navidad, Ed. Planeta

Cuando vi esta novedad en las librerías, se me hizo muy ad hoc para leer cuentos contemporáneos de Navidad. Me gustó por el tema y porque incluye 20 narraciones breves de muy buenos autores actuales de la lengua española (Rodrigo Fresán, Mónica Lavín, Pedro Ángel Palou, Andrés Neuman, Alberto Ruy-Sánchez, entre otros).

Algunos cuentos son ácidos, otros muy inspiradores, y otros despiertan memorias del pasado, pero en todos se encuentra presente el tema de la Navidad y de todo lo que esta celebración llega a remover en los seres humanos. Al leerlos te vas dando cuenta de que en todas las familias “se cuecen habas” y que, en efecto, en cada casa hay un miembro “incómodo”, un “desaparecido”, un Grinch…

Sin duda, cada familia tiene su dosis de “disfuncionalidad” y pareciera que las navidades sacan a relucir esa parte que ni el árbol ni los adornos pueden tapar. Así que si pensabas que tu familia era la única que terminaba en bronca o con ciertos asuntitos incómodos a la hora del bacalao, mejor disfruta esta lectura y arma tus propias memorias navideñas.

Rodrigo
Yo reconozco que soy el grinch de mi familia y, partiendo de mi propia experiencia, creo que muchas veces uno juega ese rol por exceso de sensibilidad, aunque parezca todo lo contrario. Todavía me acuerdo de una Nochebuena en que cuestioné a toda mi familia por estar cenando cosas tan caras habiendo gente en la calle sin nada qué comer. Les dije que todo tendría más sentido si regaláramos todo eso a quien no tenía, jajaja. Yo andaría rondando los 10 años y fui el elemento incómodo de la noche, por supuesto. Lo peor es que lo decía completamente en serio... Y esa es, a fin de cuentas, una de las razones por las que no me gustan estas fechas. Otra de mis razones, que creo compartir con muchos otros grinchs, también tiene que ver con el exceso de sensibilidad. Para mí, desde que estaba muy chavito, resultaba muy estresante y triste, ver a mis papás queriendo forzar todo para que la noche del 24 estuviera llena de "armonía". ¡Pero si todo el tiempo se estaban peleando, ¿por qué creían que el 24 sería la excepción?! Para mí estas fechas sólo evidenciaban más las fracturas que tenía la relación entre ellos. Por eso estoy de acuerdo en lo que dices: ni el árbol, ni los adornos, ni los regalos pueden ocultar la disfuncionalidad de muchas familias. Y eso, para muchos, puede ser demasiado triste.
December 23, 2011
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