Ok. Borrón y cuenta nueva. Volvemos a empezar. Así me hace sentir el inicio de año. La cuestión es ¿por dónde se empieza? Por ahí dicen que haciendo una lista. La clásica planeación: hacer un listado de tus objetivos/proyectos, acomodarlo por prioridades y organizar la agenda para cumplir con dichas metas en el tiempo planeado. Suena fácil, pero para mí resulta tan emocionante pensar al inicio de año en todo lo que quiero lograr que no siempre sé por dónde empezar. Lo que me pasa, por lo general, es que voy dejando que sea el ritmo natural de la vida el que me vaya indicando el camino. Pienso que esta actitud no está tan mal, después de todo, hay que fluir con la vida, ¿no es cierto? Sin embargo, dejarse llevar me hace sentir, a veces, que no tuve el control de las cosas y que de haberlo tenido éstas podrían haber salido mucho mejor. Más que controlarlo todo, supongo que de lo que se trata es de planear y de organizarse. Este, el tema del orden, ha sido siempre mi talón de Aquiles, y planeo convertirlo en mi leitmotiv (o intentarlo al menos) en 2012.
Hoy me decía una amiga que, a sus ojos, parezco la más organizada. Puede ser que refleje esa impresión al exterior, pero Vic y yo sabemos muy bien que soy bastante desorganizada con mis cosas y con mi tiempo. Sí, es cierto que dentro de mi desorden sé siempre dónde están las cosas, y que desde que tengo Blackberry ya no olvido ni agendo dos o más citas en el mismo día y a la misma hora. Sin embargo, sigo estando llena de papelitos por todos lados, utilizo más de dos o tres libretas para anotar mis pendientes, y mi escritorio sí es un caos (ya limité el desorden a mi escritorio, una conquista del año pasado).
Me aplaudo por los logros que he tenido hasta ahora en el tema de la organización, y me propongo a mí misma organizarme mejor en 2012. Sin embargo, me da miedo convertirme en una control freak del orden (vaya, que tampoco creo que esté en mi ADN ni creo que pudiera serlo) pero deseo vehementemente organizar mejor dos aspectos de mi vida: mi escritorio y mi mente. Si ordeno más mi closet, mi lugar de trabajo y mi buró seguramente tendré mejor orden mental. Si consigo un mejor orden mental, podré llevar a cabo mis ideas, concretar proyectos y sentir que llevo las riendas de mi vida, al menos en la parte creativa. Como madre y como esposa no pretendo controlar ni un gramo más de lo que ya controlo, pero en lo personal deseo tener un poquito de disciplina y mucha más flexibilidad. ¿Es esto una paradoja?, ¿se puede ser disciplinado y flexible al mismo tiempo? Si bien ambos conceptos parecen una contradicción, descubro que no lo son. Disciplina y flexibilidad más que excluirse son compatibles, y de hecho forman un dúo maravilloso. En yoga, disciplina y flexibilidad son dos aspectos clave, lo recuerdo. Entre más realizas una postura y te comprometes con la práctica, mayor flexibilidad logras. La flexibilidad está en la mente, no en los músculos, así que pongámosla en práctica ¡CON DISCIPLINA!
Me parece pues que de lo que se trata es de decidir qué quieres este año y plantearte cómo vas a conseguirlo; comenzar a trabajar en ello y permitirte ser flexible para adaptar tus planes a los desafíos se vayan presentando en el trayecto. Y bueno, con esta conclusión he vuelto al principio: ¿por dónde empiezo? ¿Por practicar yoga?, ¿hacer una lista?, ¿anotar en mi agenda? Mañana aquí nos vemos…
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