Es domingo y voy llegando del gimnasio muy contenta por la reflexión a la que llegué mientras hacía mi entrenamiento de 5K (caminar y correr, básicamente, en la banda). Y es que ni el lunes ni el martes ni el miércoles tuve la voluntad para hacer ejercicio… me costó mucho trabajo y fue más fácil echarle la culpa al tema del refrigerador descompuesto y a mil madres más que al hecho de que no tuve la motivación y la fuerza de voluntad para ir al gym. Cuando empiezo la semana así, sin motivación, pienso que será difícil salir de la espiral de flojera y suelo dejar el entusiasmo para “el próximo lunes”… como si no quedaran suficientes días para hacer que la semana sí valga la pena.
Sin embargo, este viernes pasado sentí que aún estaba a tiempo para enmendar las cosas y completar el entrenamiento que vengo haciendo desde hace tres semanas de una aplicación del iPhone que te prepara en 8 semanas para una carrera de 5 kilómetros. No había fallado hasta ahora, y parecía que iniciar la cuarta semana me estaba pesando. Aunque el programa sugiere que descanses entre cada día de entrenamiento, sabía que aún tenía viernes, sábado y domingo para cumplir el plan sin echar por la borda lo que ya llevaba logrado. Así que fui viernes, sábado y sí, también hoy domingo – con todo el pesar de mi alma.
Curiosamente, el viernes también tuve mi primer cita con una doctora de medicina china tradicional que fui a ver por recomendación de una amiga para “ponerme en cintura” y bajar los kilos de más que vengo arrastrando desde hace meses. Salí muy motivada de la consulta, no sólo porque creo fielmente en la filosofía de la medicina china (prevención, pues más que curar enfermedades hay que prevenirlas de una manera holística e integral), sino que la doctora me habló de ver la salud física y mental como un proyecto de vida. Eso me hizo mucho click hoy, mientras corría en el gimnasio. Y es que solemos dar por hecho nuestra salud (hasta que nos enfermamos) y consideramos que los proyectos de vida tienen que ver con nuestro aspecto social, familiar y profesional, y/o con otros sueños: comprar una casa en la playa, realizar un gran viaje, tener un negocio propio, encontrar la pareja ideal y un largo etcétera…. (anota aquí tus proyectos de vida _______________________).
Pero, ¿te has puesto a pensar que tu salud física podría (y debería) ser otro de tus proyectos de vida? De hecho, el más importante…
Pensamos que estar sanos nos servirá para alcanzar nuestras metas, sin ver que estar sanos es en sí una meta DE POR VIDA.
Me decía esta doctora que si me comprometo con mi salud de la misma manera que me comprometí para escribir mi libro, o cuidar a mi hijo, etc, ¿por qué no hacer lo mismo con mi cuerpo? La única forma de evitar que nuestra herencia genética se convierta en nuestro destino (y miren que la mía es bastante desafortunada) es comprometiéndonos con llevar un estilo de vida saludable (y si como yo, tampoco eres fan del ejercicio, debes saber que basta con mover el cuerpo, en cualquiera de sus modalidades, al menos 30 minutos 5 veces por semana y llevar una dieta un poco más equilibrada). Sal a caminar, corre, súbete a la bici, busca cualquier cosa que te active y velo como un compromiso de vida (no como una meta temporal para perder unos kilos antes de irte a la playa). La consecuencia de estas decisiones será, además de una mejor condición física, un cuerpo más esbelto y bien formado.
Yo era de las que en la secundaria pensaba que para tener más admiradores tenía que ir al gimnasio por lo que veía al ejercicio como la manera de tener un cuerpazo… uno crece, claro, y se va dando cuenta de que más allá de tener las mejores pompas o poca barriga, lo importante es no “jugarle” al vivo con padecimientos como la diabetes, la hipertensión, u otros relacionados con triglicéridos o colesterol alto, por ejemplo. Sí, ya hablo como señora, jajaja, nos vamos haciendo grandes y aunque sigo (y seguiré) soñando con tener el cuerpo de Jennifer Aniston (siempre habrá entre ella y yo 10 años a mi favor y la posibilidad de alcanzarla…) lo cierto es que me importa más alejar la herencia familiar de mi sistema y hacer todo lo que esté en mis manos para tener una adultez y vejez lo más saludable posible.
En fin, que este domingo lo cierro muy motivada por este pequeño “veinte” que me cayó para ver al ejercicio y a la buena alimentación como la única forma de lograr este proyecto de vida que, a partir de ahora, debe ser el principal entre todos mis proyectos (incluso más importante que Bernardo, mi matrimonio, este blog o la escritura): mi salud.
Te invito a encontrar la motivación y a darte la oportunidad de empezar o terminar la semana con ese entusiasmo que, a veces, buscamos en otros lados cuando está ahí, cerquita de nuestro corazón…
Besos
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