Bueno, ya es viernes, y esta semana se me ha hecho un poco pesada. Bernardo ya ha dado sus primeros pasos, es oficial, ¡ya camina! Aunque es un poco flojo y en casa prefiere seguir gateando. Yo no lo presiono ni lo empujo, que lleve su propio ritmo. Hemos disfrutado mucho las sesiones, cortísimas, del Gymboree. Se me hacen muy breves. Apenas empieza a agarrarle la onda a los toboganes, a las resbaladillas, a escalar las cuñas o los colchones, a meterse en los túneles, cuando ya tenemos que “despedirnos de Gymbo” (hello…) e irnos de ahí. Sigo considerando si llevarlo dos veces a la semana, en lugar de una, pero es que entre eso y las clases adoradas de música (Music & English Together), también una vez por semana, me parecía suficiente…
Ahora bien, el tema esta semana son los juguetes: ¿cuántos son muchos? Bernardo tiene bastantes juguetes. Para mí defensa debo decir que la mayoría se los han regalado. Ya sé que si tiene demasiados no aprenderá a enfocarse en uno y a entretenerse un buen rato con una sola cosa. Ya le había guardado algunos juguetes, y ayer volví a guardar aún más. La verdad es que hasta a mí ya me hartaron, ya no les encuentro lo divertido… estoy en búsqueda de juguetes más “didácticos”, más manuales, es decir, con más texturas. Creo que yo voy a hacérselos. Por lo pronto, le pedí a mi mamá que me enseñe a tejer en gancho para hacerle muñecos rellenos, porque tiene uno que le gusta mucho. También me prestaron un libro con juguetes hechos a mano con materiales muy caseros, y veremos si encuentro el momento para hacerlos. Y es que estar tras Bernardo estos días me ha parecido cansadísimo. Explora, abre todo, se mueve muchísimo… se sigue cayendo, sube, baja, alcanza todo lo que antes no podía… y yo tras de él, voy recogiendo lo que va tirando (los cajones que abre y vacía; los juguetes que saca y obvio no regresan a su lugar…). Ansío el día en que entienda cuando le diga “guárdalos”… ¿cuándo llega eso? Cuéntenme las mamás expertas…
Por lo pronto, les confieso que esta semana sólo hice dos días ejercicio. Moni, una amiga, me dice que no me exija tanto, que ya habrá tiempo para hacer ejercicio, cocinar y trabajar. El lunes me planteé este escenario: ¿y si sólo me dedicara a Bernardo? No a cocinar, ni a escribir, ni a trabajar, ni nada… creo que me es imposible. NO puedo. Ahora que Bernardo toma la siesta, y aunque me siento muy cansada, tengo ganas de hacer mil cosas. ¿por dónde empezar? Quizá por seguir guardando más juguetes… y soñar en que habrá más tiempo, más adelante, para otras tareas.
Espero sus comentarios!