Casi 40. Mañana es mi cumpleaños. Y no puedo creer que estoy por cumplir ¡cua-ren-ta años!!! Siento muchas cosas: emoción, nervio, sorpresa… sobre todo sorpresa, porque en verdad me sorprende caer en la cuenta de lo rápido que pasa la vida. No, no es que nunca antes me hubiera percatado de eso, sin duda, lo efímero de la vida es un concepto que me acompaña desde siempre. Pero bueno, sentía que tenía la vida por delante… y no es que ahora no sienta lo mismo, pero digamos que esta ya suena como a una “primera llamada, primera”, jajaja!
No sé explicarles cómo me siento. Por un lado, muy agradecida por todo lo que he vivido, las experiencias acumuladas y, sobre todo, por el lugar en el que me encuentro ahorita: soy una mamá, de dos niños maravillosos, divinos, perfectos. Soy esposa, de un hombre bueno, sano (física y emocionalmente), y que en estos 13 años de matrimonio me ha demostrado, en el día a día, cuánto me quiere. Soy escritora, con un libro publicado y que me ha traído muchas más satisfacciones y aprendizajes que ni yo imaginaba. Soy amiga, de muchas amigas maravillosas que se han convertido en mi familia extendida, en mis cómplices, y sobre todo, en mis compañeras de esta aventura de 40 años (y este año, la mayoría cumplimos 40 así que es un sentimiento compartido). Soy tía de dos niñas (de 17 y 22 años… ¡buaaa!) que me hacen sentir muy orgullosa (¡y vieja! jajaja – no, la verdad, me hacen sentir la tía buena onda/moderna/joven…). Soy hermana, de una cómplice de vida incondicional, alocada, perseverante, y de un corazón noble y bondadoso, Carla. Soy hija – afortunadamente, aún tengo madre! Y lo digo en el buen sentido de la palabra. Mi mamá, quien me dio la vida, sigue a mi lado y me siento muy agradecida por eso. Papá, I love u. And I miss you… everyday.
Y soy mujer, una mujer real, normal, común, como muchas de ustedes. Una mujer que se hace bolas, que quiere hacer mil cosas a la vez y el día no le alcanza. Una mujer que quisiera tener el cuerpo de Jennifer Aniston (juré que lo tendría a los 40… ¡y no cumplí!) pero que no está dispuesta a dejar de comer sushi, pan dulce y tacos dorados de pollo cuando le den ganas. Soy una mujer que quiere ser independiente, que trabaja, que le gusta sentirse productiva y tener su dinero, aunque me encanta que mi esposo me sorprenda, me de regalos y me lleve de viaje. En fin, que estoy contenta pero nunca satisfecha, porque soy una mujer que quiere siempre más. Eso puede tener su lado bueno y su lado no tan bueno… Por una parte, nunca me detengo y tengo una fuerza interior que me alimenta de motivación, de ganas, del deseo de seguir aprendiendo y descubriendo cosas que me sorprendan. Soy muy curiosa, siempre quiero aprender más. Por el otro lado, sin embargo, creo que aún no he aprendido a disfrutar plenamente el presente, lo que HOY tengo, lo que HOY soy. Mi mente está siempre puesta en el futuro, y por eso me “pega” que el futuro ya sea hoy… porque de niña, de chava, de adolescente, de joven veinteañera siempre me imaginé mil cosas para mis 40… y lo interesante es ver que muchas de ellas sí las tengo y otras no, pero en cambio tengo otras más que son completamente diferentes y que ni siquiera me había imaginado.
Dicen que a los 40 ya eres una mujer plena, madura, con otra visión del mundo, que sabes lo que quieres y demás. Sí, mucho de eso es cierto, aunque eso de la madurez a veces me lo pongo en duda porque a ratos quiero seguir jugando, seguir explorando, y ser independiente, libre de responsabilidades (como ser mamá o esposa, que por momentos me resulta abrumador). Soy de alma libre, pero al mismo tiempo, amo la familia, amo estar con ellos, con mis hijos y mi esposo. Amo nuestro mundito… y luego está la “otra” Cynthia que quiere irse de viaje sola, hacer lo que se le de la gana, cambiar de planes. Pero luego vuelvo. Vuelvo a mi centro, a mi tierra firme que es mi familia, y todo se aclara.
Así yo hoy… a unas horas de entrar en esta nueva etapa, de dejar de decir “treinta y…” cuando me pregunten mi edad. Imposible confundirme ahora. Son 40. Cuatro cero. Y, ¿saben algo?, después de escribirlo lo puedo decir y sentir: me siento feliz de contar 40, de seguir viva y de ser y tener lo que tengo en mi vida. Más de lo que había soñado. Diferente. Bueno para mí.
Gracias por leerme, siempre es un privilegio. Ya son muchos años de escribir y ser leída por alguien más que no sea mi familia. Gracias, gracias, gracias. A vivir la vida, a disfrutar el presente, a seguir soñando siempre, con los pies en el aquí y el ahora. ¡Y a celebrar! que 40 no es cualquier cosa!!!
Besos