Trabajo y maternidad, un tema que me apasiona, y no hay mamá que no tenga una postura al respecto. Hace poco empecé a leer un libro que se llama I Know How She Does It, How Successful Women Make the Most of Their Time, de Laura Vanderkam. No es que el título me pareciera de lo más original, pero el enfoque en el manejo del tiempo sí llamó mi atención. No se trata de otro de esos libros que te invitan a analizar tus prioridades (imagino que esas ya las sabes) o que te aliente a tomar decisiones drásticas con respecto a dichas prioridades. Más bien, la autora sacó conclusiones a partir del análisis que hizo del día a día, hora por hora, de muchas mujeres “exitosas” (que no necesariamente eran CEO’s de empresas). Eligió mujeres que consideran que viven una vida plena, no perfecta. Mujeres que se sienten satisfechas porque cumplen “bastante bien” con sus distintos roles y que, en general, dicen estar felices con su vida.
De acuerdo con Laura Vanderkam sí es posible tenerlo todo al mismo tiempo. La autora está en contra de la idea de que una mujer que desee avanzar en su vida profesional tiene que hacer enormes sacrificios a costa de su matrimonio, del tiempo que pasa con sus hijos (si los tiene), de su vida social, sus hobbies o incluso a costa de su propia salud. Laura analizó más de mil días en la vida de mujeres que ganan un promedio de 100 mil dólares al año –menos del 4% de la población femenina económicamente activa en los Estados Unidos– y encontró ciertos patrones similares entre ellas respecto a la forma en que organizan las 168 horas que tiene una semana. Al parecer, el común denominador fue el buen manejo del tiempo. Agendas, planeación, organización –temas que, por demás, me causan gran atracción quizá, precisamente, porque no son mi fuerte.
Es posible ser más eficiente con las horas (muchas o pocas) que tienes disponibles.
Y es que en esta etapa de mi vida me siento de alguna manera como me sentía hace cinco años, cuando descubrí por primera vez lo que es tener un bebé y trabajar en casa al mismo tiempo. Aunque la experiencia esta segunda vez es distinta, y ahora sé que se trata solo de una etapa pasajera, hay días en que me siento en el mismo punto de caos y desorganización que cuando fui mamá por primera vez.
Me encantaría tener tiempo suficiente para todo lo que quiero hacer. Pero a diferencia de la primera vez, ahora me siento más paciente pues sé que al ser una etapa transitoria es mejor disfrutarla lo más que se pueda porque se irá rápidamente. Disfrutar a la bebé, estar cerca, gozar cada momento.
Por supuesto, no voy a negar que hay días en que la rutina cotidiana me resulta agotadora y tediosa. Cuidar a un bebé full day es cansado y, hasta cierto punto, hasta aburrido (¡ups! lo dije…).
Sin embargo, me he dado cuenta de que con tantita organización podría ver cambios importantes y lograr mucho más de lo que logro ahora. Se pueden seguir ciertas estrategias para sacar el máximo provecho a las horas disponibles, a los ratitos de siesta o en que tienes ayuda. Y de eso se trata este post, de compartir contigo algunos tips que saqué del libro de Vanderkam y que creo que nos serán muy útiles:
Anhelar una vida sin estrés es absurdo, y no nos deja ver los dulces momentos que, de hecho, ya tenemos en nuestras vidas. – Laura Vanderkam.
Ganar un gran sueldo no significa perder el control de tu vida personal o trabajar como loca; de igual manera no significa que las mujeres que ganan por arriba de los 100 mil dólares por año tienen la vida “resuelta” – al contrario, a veces se la complican demasiado en lugar de sacar provecho de su riqueza.
¿Cómo le hacen estas mujeres que van al gym, trabajan, juegan con sus hijos, salen de noche con sus parejas al menos una vez al mes y además tienen tiempo para ver a sus amigas? Aquí algunas “estrategias”:
1. Tómate con calma el trabajo de casa. Delega, delega, delega. Si no la tienes, consigue ayuda con la limpieza diario o algunas veces por semana, o bien divide el trabajo entre todos los miembros de tu familia; dedica sólo un día para cocinar el menú de la semana; define qué días se pone la lavadora, etc. Lo importante no es quién hace qué, sino aprender a delegar y también a “soltar”: tu casa no tiene que estar perfecta, especialmente cuando tienes niños pequeños. Mi esposo, por ejemplo, se obsesiona por el orden –lo cual es muy conveniente para mí– pero la verdad es que sabemos que no pasaría nada si la casa tuviera juguetes regados por todos lados durante varios días hasta que llegue el día en que todo vuelve a su lugar. Un buen tip en este tema: compramos canastas grandes (y bonitas) que colocamos una en cada área de la casa, y así es mucho más fácil mantener un poco más recogido el hogar. Como ves, se trata de buscar estrategias y repartir mejor la ayuda para que las tareas de la casa te quiten el menor tiempo posible.
2. No te enfoques en los momentos de caos. Si analizas la semana en su totalidad, es posible que haya una gama de tonalidades en tus días. No todos son momentos abrumadores y de gran estrés. En el tema sobre maternidad y trabajo, solemos enfocarnos en esos pequeños pero abrumadores momentos de caos y locura porque, aunque no lo creas, es mucho más “atractivo” hablar de los momentos que nos agobian que de aquellos ratos “normales” y tranquilos de nuestra vida cotidiana. Tenemos que aprender a ver el panorama completo. No te enfoques en esa noche en la que no llegaste a tiempo para dormir a tus hijos, estoy segura de que en la semana hubo más días en los que sí estuviste presente para arrullarlos.
3. Analiza tu tiempo. Aunque parezca de flojera, lleva un registro de lo que haces durante una semana completa de tu vida, anotando hora por hora tus actividades: tanto las del trabajo como las de casa. Después, analiza en cuáles de estas actividades pones más energía y atención. Es posible que descubras que tienes más tiempo disponible del que creías, pero tal vez no lo estás aprovechando del todo bien. Por ejemplo, aunque te parezca tentador ver qué está pasando en las redes sociales, es probable que les dediques más tiempo del necesario… O tal vez descubras que visitas muchas veces por semana el supermercado porque no has sabido organizar tu lista de tal forma que en una sola visita traigas todo lo que hace falta en tu cocina. Quizá en el trabajo dedicas varios momentitos del día a ver tus mails y podrías dedicar sólo ciertos momentos a tu correo. Siempre, dice Vanderkam, es posible ahorrar tiempo de aquí y de allá si eres más eficiente con las tareas ordinarias y si “aprietas” más tu agenda para que ese tiempo que malgastas lo traduzcas en tiempo productivo para las actividades que realmente te importan.
Outfit de Eugenia by Pimjolie.
Leave a Reply